En parlanchines.com no hay política de cookies, ni tampoco hay un molesto banner de cookies que tengas que aceptar o rechazar, ¿te diste cuenta?
La razón es muy sencilla: En parlanchines.com no hay cookies. Y si no hay cookies, no hay nada de lo que avisar, ni nada sobre lo que establecer una política.
Pero ¿seguro que no hay cookies?, ¿ni una pequeñita?
Vaaale, la verdad es que haberlas, haylas. Cuando entro como administrador de la web, a hacer mantenimiento o a escribir nuevas páginas, se crean cookies de sesión, pero eso solo me afecta a mí, tú nunca vas a ver esas cookies.
Las que sí puedes llegar a notar son unas cookies que guardan tu nombre, correo y web cuando dejas un comentario en alguna entrada, pero solo si marcas la casilla para guardar esos datos.
¿Y no hace falta el banner y la política para esas cookies? Pues no, no hace falta. Las llamadas cookies técnicas o de sesión que solo permiten la comunicación entre el equipo del usuario y la red y las que prestan un servicio expresamente solicitado por el usuario, no hay que comunicarlas.
Sí que es necesario cuando se usan cookies publicitarias o analíticas, típicamente con herramientas de terceros. Pero aquí no se emplea nada de eso.
Y esto ¿va a ser siempre así?
Puede que alguna vez introduzca alguna herramienta analítica. Si no lo he hecho aún es sobre todo por pereza.
Es un carajal configurar Google Analytics o similares, y la información que se obtiene solo es útil cuando se llega a un nivel alto de complejidad. Para ver cuántos visitantes tengo y de dónde vienen no me complico la vida.
Lo útil es saber cuántos se suscriben y cuantos compran, y eso ya lo sé sin necesidad de analíticas. Además, ya hay herramientas analíticas que prescinden de las cookies, así que si me decido puede que sea alguna de esas.
Y ¿qué hay de las publicitarias?
Aquí nunca vas a ver anuncios, lo que sí que puede pasar es que haga campañas publicitarias y quiera seguirlas al detalle. Entonces habrá que meter algún píxel y tendré que redactar la política y configurar el banner de cookies ¡Oh no, qué pereza!